martes, 14 de junio de 2011

Atardecer

Bebe de mi, dulce tarde
y escupe en silencio tu tristeza.
Que en el surco labrado por tu madre,
la ausencia,
abona el fruto de estas raíces cenicientas.

Bebe de mi y sécame el alma
que en este domingo de fatiga
ese peso que me evitas,
la vida,
es solo un instante y en el infinito, nada.

- Javier López Rubio -

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Los atardeceres siempre me han fascinado. La fuerza de esos tonos que adquieren las nubes y el cielo me inspiran sentimientos dispares.

Por un lado el atardecer es para mi símbolo de amor, de su calor, de esas miradas que duran instantes a los ojos extraños y mil años para dos seres que hablan mudos con sus párpados.

Por otro lado el atardecer de los domingos nos lleva al final de nuestros días. Al tiempo en el que dejamos nuestros cuerpos para viajar libres a donde queramos.

Sea por lo que sea... mi amor por los atardeceres no cesará nunca y aun crecerá más cuando pueda compartirlo con otra persona mientras el ardor del crepúsculo nos va arropando y nos fundimos en uno al compás del ocaso

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Hoy estrenamos video-poema





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